El
arte conceptual, conocido como idea art, información art o software art, es un
movimiento artístico en el que la conceptualización de la obra es más
importante que el objeto o su representación tangible. Las ideas acerca de la
obra prevalecen sobre sus aspectos formales o sensibles. Varios autores hablan
del arte contemporáneo como un arte post-conceptual, sugiriendo el gran impacto
que el arte conceptual ha tenido en la evolución general del arte.
La
práctica del arte conceptual emergió en los años sesenta y se hizo popular a
través de un grupo de artistas estadounidenses e ingleses entre los que se
encontraban Art & Language, Carl Andre, Robert Barry, Douglas Huebler,
Joseph Kosuth y Lawrence Weiner. A menudo suele explicarse el arte conceptual
como una reacción al formalismo que había sido articulado por el influyente
crítico Clement Greenberg. Sin embargo, la variedad de artistas que
suscribieron simultáneamente y en diferentes contextos los fundamentos y
estilemas del arte conceptual, hace difícil atribuirlo a una sola causa. La
oposición a la Guerra de Vietnam, el feminismo, la instauración de una nueva economía
del conocimiento y la proliferación de las TIC, han sido citados por varios
autores como factores decisivos en el origen del arte conceptual.
Bits & Pieces Put
Together to Present a Semblance of a Whole
El
contexto inmediato del arte conceptual proviene de los Estados Unidos y Europa
tras la Segunda Guerra mundial, al que hay que añadir artistas de otros países
en Asia y Sudamérica. Destacan el compositor estadounidense John Cage con sus
obras experimentales, y Robert Rauschenberg y Jasper Johns, que transformaron
la pintura incluyendo objetos cotidianos y eventos fortuitos. En Japón podemos
mencionar las acciones artísticas del grupo Gutai. En Francia e Italia, Yves
Klein y Piero Manzoni respectivamente desarrollaron prácticas artísticas que
contribuyeron a sentar las bases del arte conceptual.
Los
medios más empleados en el arte conceptual son el texto, la fotografía, la
performance y el vídeo. En ocasiones se reduce a un conjunto de instrucciones
indicando cómo crear una obra o a la documentación de un evento; la idea tras
el arte es más importante que el artefacto en sí.
De
este concepto han surgido formas artísticas como fluxus, (Joseph Beuys, Wolf
Vostell, Nam June Paik) y el mail art.
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