El arte pobre (del
italiano: arte povera) es un movimiento artístico surgido en Italia en la segunda
mitad de la década de 1960, al cual se adhirieron autores del ámbito
predominantemente turinés. Fue llamado así por Germano Celant, debido a que se
utilizan para su creación materiales humildes y pobres, generalmente no
industriales (plantas, sacos de lona, grasas, cuerdas, tierra, troncos). Estos
materiales se valoran principalmente en sus cambios, ya que a medida que se van
deteriorando, transforman la obra.
Mario Merz (1925)
destaca entre los artistas italianos que han practicado este arte. Sus obras
parten de una ley estructural muy elemental, la del matemático medieval
Fibonacci, para quien el desarrollo derivaba no de la simple sucesión de
números, sino de la progresión en la cual cada número resulta de la suma de los
dos precedentes. Esta progresión matemática es la que publica Merz en
cualquiera de sus trabajos, ya sean objetos, espacios, vegetales, etc. Como,
por ejemplo, la disposición de paquetes de periódicos en el suelo, con los
números de Fibonacci realizados en neón o grupo de frutas y verduras esparcidos
por el suelo, que se van deteriorando como sucede con otros fenómenos
naturales, o la realización de un iglú recubierto por una estructura de neón,
donde aparece la serie de números Fibonacci, etc.
Pino Pascali, Trapola, 1968
Acuñado por el crítico y comisario de arte italiano Germano Celant en 1967 para el catálogo de la exposición 'Arte povera – Im Spazio', intentaba describir la tendencia de una nueva generación de artistas italianos de trabajar con materiales nada tradicionales y supuso una importantísima reflexión estética sobre las relaciones entre el material, la obra y su proceso de fabricación y también un claro rechazo hacia la creciente industrialización, metalización y mecanización del mundo que les rodeaba, incluido el del arte. Aunque originario de ciudades como Turín, Milán, Génova o Roma y de carácter muy heterogéneo, el movimiento tuvo en seguida mucha influencia, gracias a la documenta V de Kassel, en las escenas artísticas europea y americana.
El término se usó por primera vez una exposición veneciana en el año 1967. El artista povera asumía una nueva actitud, donde tomaba posesión de una realidad que es el verdadero sentido de su ser. Proponía un modo de vida inventivo y antidogmático. El artista povera debía trabajar sobre cosas del mundo, producir hechos mágicos, descubrir raíces de los acontecimientos partiendo de materiales y principios dados en la naturaleza. No expresa juicios sobre su entorno. El arte povera también es considerado por el artista como una extensión del cuerpo y el alma del mismo conectándose directamente con el entorno, la naturaleza y todo lo que le rodea, entrando en armonía. Sus obras, aunque no convencionales tienen una gran armonía y estilo únicos, dado por los materiales no comunes con los que se trabaja.
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