El arte
posmoderno, por oposición al denominado arte moderno, es el arte propio de la
posmodernidad, teoría socio-cultural que postula la actual vigencia de un
periodo histórico que habría superado el proyecto moderno, es decir, la raíz
cultural, política y económica propia de la Edad Contemporánea, marcada en lo
cultural por la Ilustración, en lo político por la Revolución francesa y en lo
económico por la Revolución Industrial.
Actualmente
existe mucha controversia sobre si efectivamente el proyecto moderno está
superado o no; ciertamente existe poca perspectiva histórica para poder
establecer una ruptura con el periodo anterior e iniciar una nueva era; tan
solo la distancia en el tiempo y un más profundo análisis podrán establecerlo.
Surgido tanto en
Europa como en Estados Unidos desde mediados de los años 1970, enmarca diversos
movimientos como son la transvanguardia italiana, el neoexpresionismo alemán,
el neomanierismo, el neominimalismo, el neoconceptualismo y el simulacionismo,
entre otros.
Teatro Nacional
de Cataluña, de Ricard Bofill.
El proyecto
moderno se caracteriza por el fin del determinismo y de la supremacía de la
religión, sustituidos por la razón y la ciencia, el objetivismo y el
individualismo, la confianza en la tecnología y el progreso, en las propias
capacidades del ser humano; políticamente supone el fin de las monarquías
absolutas y su sustitución por la democracia, el poder pasa de la aristocracia
a la burguesía, el ciudadano adquiere mayores derechos; económicamente se da el
paso de la economía agraria a la economía industrial, al capitalismo. En
contraposición a esto, la postmodernidad sería la superación de estos esquemas:
se habla del fracaso del proyecto moderno, debido a la actual crisis política,
cultural e ideológica. Ya no se cree en el progreso, no hay confianza en el
futuro, se ha renunciado a las utopías, las clases sociales se han diluido, la
economía se ha globalizado; es una época de desencanto, de individualismo, de
introspección.
El arte
posmoderno se caracteriza por su oposición al proyecto del arte moderno visto
como una evolución, como un reflejo de la sociedad que lo envuelve y lo genera;
rechazan principalmente el principio programático del arte de vanguardia de
principios del siglo XX. Los posmodernos asumen el fracaso de los movimientos
de vanguardia como el fracaso del proyecto moderno: las vanguardias pretendían
eliminar la distancia entre el arte y la vida, universalizar el arte; el
artista posmoderno, en cambio, es autorreferencial, el arte habla del arte, no
pretenden hacer una labor social.
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