Realismo es un
término que, además de utilizarse para denominar ciertos movimientos artísticos
reactivos contra el romanticismo en literatura (literatura del realismo) o
pintura (pintura del realismo) -ambos originados en la Francia de mediados del
siglo XIX y continuados en el naturalismo literario y pictórico posterior-;
tiene una dimensión genérica que permite identificar un realismo artístico como
una postura estética o de teoría del arte que identifica arte y realidad.
Esta postura se
plasma en diversas formas de representar la realidad o naturaleza de una manera
imitativa (mimesis), por lo que también se la denomina naturalismo (de forma
equívoca con otros usos de naturalismo en el arte).
Como objetivo o
pretensión, la postura o perspectiva realista es compartida en rasgos generales
por toda clase de arte figurativo; pero también por la literatura, e incluso
por la música programática o descriptiva. En las artes plásticas (escultura y
de forma especialmente trascendente para la pintura, dadas sus especiales
convenciones -la reducción a lo bidimensional-) puede cumplirse con muy
distintos grados, desde las fronteras de la abstracción hasta el trampantojo.
El albañil
herido, de Francisco de Goya, 1786-87.
Características
Procura mostrar
en las obras una reproducción fiel y muy apegada a los detalles de la realidad,
por lo que abunda en descripciones.
Se opone al
romanticismo en su rechazo de lo sentimental y lo trascendental y en su
alejamiento de los escenarios exóticos; aspira, en cambio, a reflejar la
realidad individual y social burguesa en el marco del devenir histórico.
Debido a su afán
verista o de verosimilitud, el realismo literario se opone asimismo directamente
a la literatura fantástica.
Hace un uso
minucioso de la ejemplificación, para mostrar perfiles diversos de los temas,
personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y lo no exótico es el
tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y sociales según una
mentalidad burguesa materialista e individualista.
El lenguaje
utilizado en los diálogos de estas obras abarca diversos registros y niveles,
ya que expresa el habla común de todas las capas de la sociedad e incluso
reproduce el habla popular, el registro coloquial y las características propias
de las hablas regionales; en los pasajes narrativos sin embargo el estilo es
académico, de largos y complejos periodos henchidos de subordinación.
Conforme va
avanzando esta estética comienza a utilizarse cada vez más el monólogo interior
y de la mera descripción física de los ambientes y los actos de los personajes
se pasa a ahondar en su psicología. Los distintos personajes son complejos,
evolucionan e interactúan entre sí influyéndose mutuamente.