La pintura
metafísica (en italiano: Pittura metafísica) es el nombre de un movimiento
artístico italiano, creado por Giorgio de Chirico y Carlo Carrà. Sus pinturas
como sueños de plazas típicas de ciudades italianas idealizadas, como también
las aparentemente casuales yuxtaposiciones de objetos, representaron un mundo
visionario que se entrelazaba casi inmediatamente con la mente inconsciente,
más allá de la realidad física, de ahí el nombre. El movimiento metafísico
proveyó de significante ímpetu para el desarrollo del Dadaísmo y el
Surrealismo.
Carrà había sido
uno de los pintores líderes del futurismo. Giorgio de Chirico había estado
trabajando en París, admirado por Apollinaire y los artistas de vanguardia como
un pintor de misteriosas escenas urbanas y bodegones. Los dos pintores ya se
conocían y formaron una alianza inmediata, animada por la poesía de Alberto
Savinio, el hermano menor de De Chirico. Además de Carrà y De Chirico, otros
pintores vinculados al arte metafísico son Savinio, Giorgio Morandi y Filippo
De Pisis.
La pintura
metafísica surgió del deseo de explorar la vida interior imaginada de objetos
cotidianos cuando se los representa fuera de los contextos habituales que
sirven para explicarlos: su solidez, su separación en el espacio que se les da,
el diálogo secreto que podía tener lugar entre ellos. Esta atención a la
simplicidad de las cosas ordinarias «que apunta a un estado del ser más alto,
más oculto» se unía a la consciencia de tales valores en las grandes figuras de
la primera pintura italiana, en particular, Giotto y Paolo Uccello, sobre
quienes Carrà había escrito en 1915.
The Disquieting Muses by Giorgio de Chirico. Oil on canvas,
1947
Características
Representación
naturalista de las figuras, los objetos y las acciones en un espacio
escénico-pictórico controlado.
Escenas colmadas
de misterio y quietud.
Imágenes que se
alejan del mundo corriente y ordinario.
Lenguaje
pictórico altamente poético, fuerte y correctivo en lo formal.
Exploración de la
naturaleza enigmática de los objetos y sus posibilidades dentro de la pintura.
Representación de
ambientes desolados, carentes de vida y en los que se yuxtaponen figuraciones
variadas.
Uso de la
perspectiva convencional, ponderando lo espacial.
Marcado efectismo
y énfasis en los efectos de sombra como elemento para potenciar los efectos de
relaciones espaciales, luz y profundidad.
Marcado deseo por
representar la vida interior de los objetos y su interrelación.
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