La denominación naíf, naif o naïf (del francés naïf, 'ingenuo') se aplica a
la corriente artística caracterizada por la ingenuidad y espontaneidad, el
autodidactismo de los artistas, los colores brillantes y contrastados y la
interpretación libre de la perspectiva o incluso la ausencia de ella.
El concepto naíf alude no solo a cierto estilo, aplicado en el arte, sino
que se formaliza en una graciosa falta de conocimientos técnicos y teóricos: en
algunos casos suele faltar un sistema de perspectiva o una línea de fuga, así
como un ajustado criterio de las proporciones o un elaborado trabajo cromático,
por lo que podríamos decir que los autores pintaban lo que ellos deseaban o les
parecía más adecuado sin atenerse a ninguna norma. En este sentido lo naíf
puede estar dado por dos motivos distintos, aunque no excluyentes: en primer
lugar una ignorancia ("ingenuidad") respecto a las técnicas y teorías
para realizar obras de arte y, en segundo lugar, una búsqueda (consciente o no)
de formas de expresión que evocan a la infancia. En el primer caso, la
sencillez aparente es un elaborado esfuerzo de evocaciones; en el segundo, para
que el naíf sea auténtico, la intención prístina ha de ser precisamente
expresar formalmente lo que evoque a una infancia supuestamente ingenua. Este
punto es clave: un arte pseudonaíf revela un objetivo materialista comercial
dedicado a un público-meta que puede ser potencial comprador.
Yo mismo:
Retrato-Paisaje, de Henri Rousseau.
Aunque el genuino naíf por definición no puede tener motivos
predeterminados, suelen darse (debido al ambiente cultural en que surge)
temáticas relacionadas con la vida campesina, la vida familiar, las costumbres,
las tradiciones y la religión, representados siempre con gran imaginación y
vivacidad. Por extensión suele darse impropiamente el nombre de "arte
naíf" a aquel en que intencionadamente se emulan aspectos del arte naíf
propiamente dicho (el arte espontáneamente ingenuo).
El interés por la
frescura y el lirismo, se desarrolla primero mayormente en Francia a fines del
siglo XIX, de la mano de artistas como "El Aduanero" Henri Rousseau
(Le Douanier Rousseau), que influye en la pintura presuntamente naíf de Grandma
Moses en los Estados Unidos y Alfred Wallis en Inglaterra. En Argentina,
coetáneo al francés Rousseau, Cándido López llegó a una expresión formal muy
próxima al naíf aunque ambos pintores jamás tuvieron conocimiento de sus
respectivas vidas y obras, y por ende no hubo influjo mutuo. Otro ilustrador
argentino que ha sido incluido frecuentemente en este estilo es Florencio
Molina Campos.
El naíf
propiamente dicho se suele encontrar en ciertas pinturas populares o
folclóricas. De estas las más conocidas durante el siglo XX se han producido en
Haití, incluyendo figuras como Hector Hyppolite y Wilson Bigaud y en Croacia,
siendo en Croacia conocidos sus autores, destacando Ivan Generalić. En
Bulgaria, Radi Nedelchev se ha conocido como el representante del arte naíf.
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